
Los interruptores se utilizan en innumerables dispositivos electrónicos, desde lámparas y lámparas de techo hasta televisores, ordenadores, etc. Por definición, un interruptor es un componente eléctrico que se utiliza para controlar un circuito. Cuando se pulsa el interruptor, el circuito se cierra. Cuando se suelta el interruptor, el circuito vuelve a su estado abierto. Sin embargo, hay distintos tipos de interruptores, uno de los cuales es el interruptor táctil.
Explicación de los interruptores táctiles
Un interruptor táctil es un tipo especial de interruptor que, como su nombre indica, funciona mediante el tacto. En otras palabras, no es necesario pulsar lo suficiente un interruptor táctil. Basta con tocarlo para que el circuito se abra o se cierre.
Los interruptores táctiles se utilizan con frecuencia en lámparas e interruptores de luz montados en la pared. Ofrecen un diseño limpio y de perfil bajo que muchos consumidores y empresarios prefieren a los interruptores mecánicos tradicionales.
En qué se diferencian los interruptores táctiles de los mecánicos
Los interruptores mecánicos, en cambio, requieren una mayor fuerza física para abrir y cerrar el circuito eléctrico correspondiente. En un interruptor mecánico suele haber dos capas de trazas conductoras. Para cerrar el circuito eléctrico, debes presionar el interruptor mecánico con la fuerza suficiente para que estas capas se junten.
Los 3 tipos de interruptores táctiles
Todos los interruptores táctiles se caracterizan por su funcionamiento táctil, lo que significa que se puede abrir y cerrar el circuito eléctrico correspondiente simplemente tocando el interruptor. Dicho esto, existen tres tipos principales de interruptores táctiles: capacitivos, resistivos y piezoeléctricos.
Los interruptores capacitivos se caracterizan por tener un único electrodo. El electrodo suele estar detrás de una capa de material no conductor, como vidrio o plástico. Los interruptores capacitivos funcionan de forma similar a las pantallas táctiles capacitivas, ya que se basan en las propiedades conductoras del cuerpo humano para abrir y cerrar el circuito. Al golpear o tocar un interruptor capacitivo, su capacitancia disminuye y el circuito se abre o cierra.
Los interruptores táctiles resistivos se caracterizan por el uso de dos electrodos. Al golpear o tocar un interruptor táctil resistivo, la resistencia entre los electrodos disminuye, lo que activa la apertura o el cierre del circuito. Los interruptores táctiles resistivos son más sencillos que sus homólogos capacitivos, lo que los convierte en una opción popular entre consumidores y empresarios.
Por último, los interruptores táctiles piezoeléctricos aprovechan las propiedades de la cerámica piezoeléctrica para abrir y cerrar un circuito eléctrico. Están hechos de cerámica piezoeléctrica, que suele encontrarse detrás de una capa superior exterior, para soportar la entrada táctil de cualquier objeto, así como de un dedo desnudo o enguantado.
Los interruptores piezoeléctricos tienen algunas ventajas interesantes sobre sus homólogos mecánicos convencionales. Una de ellas es que no necesitan piezas móviles para funcionar. Esto significa que la vida útil de un interruptor de este tipo puede ser de decenas de millones de operaciones, ya que no hay desgaste.
Otra ventaja es que pueden sellarse fácilmente para protegerlas del entorno y hacerlas resistentes a la intemperie. A menudo se construyen con carcasas de acero inoxidable para que resistan los daños de los vándalos o el uso intensivo.
Un interruptor capacitivo es un sensor táctil o un tipo de interruptor eléctrico controlado por el tacto que funciona midiendo el cambio en la capacitancia; también se conoce como tecnología de sensor táctil. Los interruptores táctiles se utilizan en las siguientes aplicaciones: electrodomésticos, dispositivos de seguridad, aparatos comerciales, quioscos, electrodomésticos y equipos médicos.
Los interruptores antivandálicos están diseñados para aplicaciones sometidas a un uso duro y a intentos de dañarlos. Entre las aplicaciones de los interruptores antivandálicos (y a prueba de manipulaciones) se incluyen los quioscos expendedores, los expendedores públicos de billetes, las señales de paso de peatones y los paneles de teclados de seguridad en una comunidad cerrada.